lunes, marzo 02, 2009

... el círculo perfecto ...

y para acompañar: Ella no me conoce - Austin TV


y cuando acabe:
Voló al cielo - Austin TV


Tomó sus brillitos para el cuerpo y se puso un poco en los ojos, los guardó en su morral, arregló su cabello en un chongo, se puso unas gafas oscuras, sonrió por última vez en el espejo y salió de su casa.
Gigi era una chica alegre, intensa y muy inquieta. Siempre estaba en busca de una nueva actividad.
Durante su vida había tomado clases de todo tipo de baile: ballet, jazz, tap, hawaiiano, tahitiano, regional, hip hop, africano, moderno, danza árabe, salsa, cumbia, merengue, rock & roll, danzón, paso doble, quebradita y hasta break dance. Había tomado clases de natación, tennis, francés, taebo, canto, yoga, doblaje, kick boxing, locución, pilates, teatro y un poco de fotografía.

Pero a pesar de todo esto, de todas estas actividades y conocimientos tenía una sola pasión, una muy sencilla y a la vez la más complicada de todas; lo que más le gustaba, lo que más disfrutaba hacer en la vida era: círculos. Si, círculos, dibujaba círculos, pintaba círculos, trazaba círculos, bailaba en círculos, siempre buscando nuevos materiales y formas para hacerlos.
Había hecho en su vida tantos círculos que simplemente no podía dejar de hacerlos. Círculos con crayola, lápiz, pasta de dientes, jugo de uva, agua bendita, salsa de tomate con ajo, mermelada de guayaba, galleta, cenizas de cigarro, huevos, ron y chocolate. Hasta ese último día que salió de su casa, su círculo favorito había sido el de chocolate, un delicioso y suculento círculo de chocolate intenso, oscuro y espeso, dulce y amargo, el más delicioso de todos. Éso, hasta que ese día, ese soleado y caluroso primer día de la primavera, se tropezó.

Al salir de su casa caminó hacia la parada de camión; caminaba con sus audífonos escuchando una voz masculina muy femenina que al ritmo de un gatito, y un vaquero galáctico le alegraban los pasos. Tomó el camión y siguió su camino, mientras su selección musical iba cambiando aleatoriamente entre "macumba" y "sweet child of mine". Iba rumbo a uno de sus trabajos, no era en un local, no era en un restaurant, no era en un hotel, no era en una oficina, era, sin más, en un concierto. Entre sus múltiples trabajos podemos mencionar, por decir unos cuantos, cantante, maestra, bailarina, mesera, panadera, edecán, vendedora, recepcionista, ayudante de limpieza, secretaria, empacadora, cuentista, niñera, actriz, pintora de casas y por supuesto "manualidaderista", pero el trabajo de ese día era: fotógrafa.

Llegó al lugar, una explanada bañada por el sol y por el agua que una pipa rociaba a los asistentes que morían de calor. En la explanada había un escenario mediano, mucha gente ansiosa por que comenzara el concierto y cerveza.
Siendo fotógrafa ese día, tenía acceso a todas las áreas restringidas, así que aprovechó y entró a donde pudo para ir conociendo. Adentro, donde estaba toda la gente famosa, empezó a ver cosas interesantes que fotografiar, gente vestida muy estrafalariamente, artistas fans de otros artistas, gente perdida en alcohol al mediodía y por supuesto, toda esta gente que ser famosa no le sirve de nada cuando se trata de entrar a un baño público portátil (sin papel).

El concierto empezó, así que tuvo que salir del área privilegiada para tomar más fotos. El piso era muy irregular e inestable, bien pues, no era piso, era más bien tierra, pura tierra, tierra caliente y seca mezclada con piedras de todos tamaños.

Tarareaba las melodías de austin Tv mientras seguía caminando con sus gafas oscuras. Las amaba tanto que ya dominaba tomar fotos con ellas puestas. Siendo adicta a la fotografía tomaba fotos mientras caminaba, sin ver, por supuesto, el camino que pisaba; y fue entonces cuando sucedió. Dió un paso más, su pie pisó una piedra extraña, redonda, y grande; éste resbaló por un costado y cayó entre dos piedras más pequeñas y picudas. Se atoró y entonces ella salió disparada (haciendo una hermosa parábola como sólo los maestros de geometría saben hacer) hacia el suelo. Su morral quedó un poco más adelante que ella, con todas sus pertenencias regadas por la tierra. Y en eso, con la cámara aún en la mano, lo vió. Lo vió a través del círculo de su cámara, a través de su lente favorito, lo vió todo y su mente simplemente se le fue. Se levantó las gafas para ver mejor, y si, ahí estaba, el material con el que haría su nuevo círculo. Sus brillitos para cuerpo habían salido volando y se había roto el envase, diamantina regada por todo el lugar haría el truco, la ilusión, la fantasía de haber encontrado el material indicado.

Un chico le ayudó a levantarse, él era alto, muy delgado, usaba bigote, cabello extraño, una camisa de cuadros y sombrero.
-Estás bien chica?
-Jaja, si, un poco empanizada pero mejor que nunca! Gracias.
Ella estaba feliz, de hecho, en mucho tiempo no había sido tan feliz.
El chico la ayudó a levantarse. Escucharon juntos el final de Austin mientras recogían lo que quedaba de diamantina revuelta con tierra. Siguieron caminando juntos cuando empezó Fobia hasta que llegaron a un rincón un poco escondido, y Gigi pensó que ese lugar era el indicado para empezar su nuevo círculo, su nuevo rincón secreto.
Al ritmo de "Hoy tengo miedo" empezó a formar un círculo grande de diamantina con tierra, y veía qué tan perfecto le iba quedando con mucha felicidad. Al llegar al primer cuarto del círculo, la diamantina revuelta con tierra se acabó; ella sabía que tendría que regresar a terminarlo, pero lo haría otro día, no hoy.

Cada mes Gigi volvía a aquella explanada a tomar fotos y continuar con su gran círculo brillante. Era tan hermoso su brillo a la luz del sol, que disfrutaba el poco tiempo que pasaba ahí, en ese rincón secreto, con su cámara y su música que invariablemente la acompañaban.
Poco a poco iba cerrando y llenando el círculo; iba lento, muy lento pues no quería terminar de hacer ese círculo que la llenaba de tantas sensaciones nuevas y extrañas.
Ahora, mantener un círculo de diamantina en la tierra es bastante difícil, y qué decir si está expuesto al viento y a la lluvia; por más que todo el tiempo estuviera su mente y sus recuerdos necesitaba de cuidados. La ilusión de Gigi después de 3 meses, seis, nueve, se empezó a convertir en frustración, pero a pesar de todo no perdía la esperanza y regresaba una vez al mes, o a veces más, a aquél lugar, a su centelleante círculo, a su precioso círculo de polvo de diamantes.

Llegó la primavera de nuevo, la emoción invadía su corazón pues por fin, después de un año cerraría ese círculo.
Tomó sus brillitos para el cuerpo y se puso un poco en los ojos, los guardó en su morral, arregló su cabello en un chongo, se puso unas gafas oscuras, sonrió por última vez en el espejo y salió de su casa.
Al salir de su casa caminó hacia la parada de camión; caminaba con sus audífonos escuchando la música del estereo que ya se sabía de memoria. Llegó al lugar del concierto, con cámara en mano, música de fondo y corrió a su rincón secreto. Atravesó la sección provilegiada con todos los artistas empezando a emborracharse a las 11 de la mañana, atravesó la explanada y llegó al lugar.

Se paró en seco.

Sus ojos se abrieron tanto que por poco se le salen, quedó inmóvil. Tragó un poco de saliva y después de 5 segundos parpadeó. Una niña rubia, un poco más alta de lo normal para su edad, jugaba feliz y bailaba con la música de fondo, bañándose con los brillos que recogía de la tierra y aventaba una y otra vez hacia el cielo.
El círculo no estaba más, se había regado por completo desapareciendo aquella imagen que con tanta emoción Gigi había cuidado durante tanto tiempo, y se impregnaba ahora poco a poco en la pequeña.
Su círculo, su amado círculo brillante ya no era suyo. La cámara cayó de su mano, pero afortunadamente la traía anudada en la muñeca. Se quedó ahí, inmóvil por un rato más viendo cómo la niña se divertía cubierta en polvo de diamantes con tierra, en lo que algún día fue su polvo de diamantes con tierra...
No podía moverse, no podía respirar, no podía hablar, no podía llorar, y en eso se dió cuenta que siempre fue sólo eso, diamantina, tan sólo polvo de diamante falso, nada más.

Tomó su cámara de nuevo, la guardó en su morral y regresó a la explanada. Tomó las fotografías más extrañas ese día y regresó a casa, sin cantar, sin sus audífonos y sobre todo sin su círculo. Lo único que conservaba era sus brillitos para el cuerpo, envasados, bien tapados para que no se salieran más.

A la mañana siguiente lloró.



Hoy sigue buscando círculos, haciendo círculos, invocando círculos, disfrutando círculos. Y así lo hará, hasta encontrar el círculo perfecto.

4 comentarios:

Armando dijo...

Oh Gery:

No pude leer tu cuento en mejor momento. Estoy llorando tanto...

Hoy se lo dije, en el coche, en la noche... mientra llovía y el viento pegaba duro... se lo dije sin huevos, sin cartas, así... de frente...

No fue tan malo, supongo... pero... no siento el bienestar que creí sentir... aunque supongo que estoy más muerto que antes, como un árbol que parte un rayo.

Mi círculo se borra también... y lloro tanto ahora... y quiero abrazar y saberte siempre a mi lado, y quiero saber que sabes que me tienes... ah... no puedo más.

Los recuerdos de Taiwan me innundan...

No quisiera que lloviera, Gery... te lo juro.

Amé cada letra, cada oración, cada párrafo. Significan mucho.

Te lo juro...

Armando.

gerylico dijo...

Mand: nunca quise hacerte llorar. Estoy orgullosa de ti, de que se lo hayas dicho, es de valientes, neta. Lo que pase después ya pasará.
No te puedo decir que no te sientas mal, porque sé que lo sientes, yo me sentí igual, y no sabía que hacer... Es algo que con el tiempo se cura, es verdad. Y no estás muerto, al contrario estas más vivo, está experiencia hará q notes lo vivo que estás.
Quisiera apagar la lluvia por ti, pero no puedo, solo puedo ofrecerte mis brazos y mi cuerpo, mis hombros, mis oidos y mis ojos. Úsalos, que aquí estoy contigo.

Te amo, y te extraño.

bodoconia dijo...

hay de círculos... hay de triángulos... hay de cuadrados.. ta... que se yo.. cuando crees que ya había terminado uno casi perfecto pues resulta que se desvanece y cuando habías decidido borrar otro pues resulto que siempre estuvo ahí.. y así.
la cosa es no perder el complejo de arquitecto.. y seguir construyendo.. aprendiendo de lo que no resulto.. y estando dispuesta a aprender más...
la vida da muuuchas vueltas.. en una de esas tal vez la cosa no eran los círculos... sino... hmm tal vez.. un tricualo....:P TE ADORO GEREMIAAAAS!!!

Roberto Velasco dijo...

Muy buen relato!! cargado de imágenes y emociones.

Lo disfruté muchísimo!