domingo, abril 29, 2012

... el 30 rojo ...

El 12 del mes fue mi cumpleaños. Llegué a los 30, sana y salva... bueno, casi sana y salva.

Resulta que los 30 vinieron con todo, eso de la llegada al tercer piso me tomó por sorpresa con muchos achaques. Una cana, la presencia de un virus, infecciones, la extracción de una muela del juicio, kilitos de más, cansancio acumulado. Es como si fuera un coche que llegó a los 30,000 km y me tengo que hacer servicio, jaja un poco de mantenimiento, tratamientos para la cara, para las piernas, para la piel, para el cabello, cremas, geles, pastillas y más pastillas; todo esto junto con múltiples visitas a múltiples doctores y unas cuentas que ni juntando mis visitas al doctor de toda la década anterior pagué.

 Además al cumplir 30 la gente festeja diferente, es decir: llega la mitad de los invitados (sólo tus amigos más cercanos), toman vino en lugar de cerveza, nadie baila, nadie se pone pedo, no se acaba la comida ni la botana, y como todos están igual de achacosos y cansados que tú, a las 3 de la mañana ya se han ido a dormir.

 Cuando uno cumple 30, le urge que llegue el viernes, pero no para fiestear, sino para llegar a la casa, empijamarse con su esposo y su perro y descansar viendo una peli. Ahora toma vacaciones para realmente irse a descansar, a relajarse. El trabajo no se acaba en la oficina. Ir a una fiesta que el trayecto dure más de 20 minutos está totalmente descartado.

 Mi papá me dice que está padre y que no me preocupe; que los 30 son los nuevos 20... yo más bien siento que simplemente son los 20 más otros 10 encima, com-ple-ti-tos.

 Todo esto ha ido pasando una cosa tras otra, lo cual me ha hecho sentir un poco descompuesta, pero sé que hay que seguir echándole ganas, y que sólo es una etapa; que cumplir 30 no es para nada el fin del mundo y que cuidarme un poco más, no está de más. ... además, me sigo viendo de 25! (caaasi)

domingo, abril 01, 2012

... afortunada ...

Esta mañana desperté y lo primero que vi fue a mi esposito, nos abrazamos y me di cuenta que era muy feliz. En ese momento mi perrito (que ya le vale y se sube a mi cama en las madrugadas cuando estamos súper dormidos) avanzó y se acurrucó entre nosotros, y me di cuenta que era más feliz.
Salimos a caminar temprano, y mientras caminaba con mi familia al lado me di cuenta de lo afortunada que soy.

Soy afortunada porque viví una vida llena de felicidad y amor, con mamá, papá y una hermana increíbles. Porque tuve una infancia color de rosa llena de arcoiris, música, juegos y nunca nunca me faltó nada!
Soy afortunada porque mis padres me enseñaron a ser una persona responsable, honesta, trabajadora, respetuosa, paciente y feliz. Me enseñaron el valor de la educación, del respeto, del amor.
Soy afortunada porque mis padres siempre me dijeron que yo podría lograr todo lo que me propusiera, que en la vida hay que tener metas y hay que alcanzarlas de la mejor manera.
Soy afortunada porque me enseñaron a distinguir el bien del mal, a tomar mis propias decisiones y a ser fuerte para aceptar las conseuencias.
Soy afortunada porque el día de hoy tengo un esposo que me ama muchísimo, y me conciente, me apoya, me escucha y me hace reir. Tengo un perrito que me brinda su amor incondicional, sin importar si llegué tarde a casa, si lo bajé de mi cama o si lo regañé por algo.
Soy muy afortunada porque desperté hoy, porque puedo ver y oir, hablar y cantar, puedo caminar, correr, saltar y bailar, puedo oler y saborear.
Soy afortunada porque estoy rodeada de familia y amigos que amo y me aman.
Es más, hasta soy afortunada por haberme encontrado el día de hoy una cana (y no dos).

Y sobre todo soy afortunada porque mis padres me enseñaron a ser agradecida, y a valorar lo que tengo. Gracias Dios por haberme dado esta vida llena de dicha, estos padres tan sabios, esta hermana tan brillante, este esposo tan maravilloso y este perrito tan fiel.







Yo soy muy afortunada porque a pesar de todo, de las subidas y bajadas, de los errores y tropiezos, sigo aquí, enterita y feliz!