viernes, mayo 31, 2013

... Bruce y Thor ...


Yo nunca en la vida había tenido perros. Crecí en una casa en la que nunca se tuvieron mascotas, y donde en casa de la mamá nunca se tuvieron mascotas, y en donde en casa del papá nunca se tuvieron mascotas.
Cada vez que le decíamos a mis papás que queríamos una mascota, nos vencían con el típico argumento de: Y ustedes van a levantar sus popós? ... Fin de la discusión.
Y recuerdo que mi mamá alguna vez me dijo: para qué quieres un perro? Tienes lagartijas, arañas y grillos en el jardín!
jajaja... no mamá, no quería eso!

Casi un año después de que mi mami se fue, mi esposo tuvo la mejor idea, tener un perrito. Buscamos a un amigo que tenía un perrito justo para nosotros. Nos dijo: "Vengan a conocerlo, y si hacen química, se lo quedan". Yo la verdad estaba muy dudosa, no sabía lo que era tener perro, y no es que no me gustaran, sino que simplemente nunca me acostumbré. Nunca acaricié un perro sin sacudirme las manos después de hacerlo, o lavármelas de preferencia. Cuando salía a la calle, le huía a los perros. Jamás dejé que me besara un perro. No podía imaginar cómo es que la gente permite que sus perros estén dentro de la casa, y peor aún, que duerman con ellos. YO NO CONOCÍA EL AMOR DE UN PERRO!

Cuando fuimos a conocer a Bruce, llegamos al depa de nuestro amigo, nos sentamos en un sillón blanco, y en eso entró Bruce corriendo. Bruce Wayne, un bulldog francés abigarrado, de un año 3 meses de edad, hermoso, el más hermoso que he visto en mi vida. Fue amor a primera vista, y creo que él nos quiso desde el principio (o eso quiero pensar). Para no hacerles el cuento largo, ese mismo día se fue con nosotros. 



Antes de llegar a nuestro depa, fuimos al parque a pasear con él, que nos oliera, que jugara, y que estuviera a gusto. Pasamos a comprar su transportadora, collar, platito, en fin, todo. Luego nos fuimos a la casa y desde ese momento tuve un perrijo. 
Después de muy poco tiempo, ya no me sacudía las manos después de acariciarlo, jugaba con él, aprendí a recoger sus popós, me preocupaba cuando se enfermaba y le daba sus medicinitas, me subía al sillón con él, me acostaba a leer con Bruce encima de mi, lo dejaba que me besara y lo besaba yo, y lo mejor... lo dejaba dormir con nosotros los domingos en la mañana ˆ–ˆ
¡ POR FIN CONOCÍ EL AMOR DE UN PERRO!



Tiempo después, decidimos que si ya teníamos un perro, sería muy sencillo tener 2, por qué no?
Conocimos a Thor, y también fue amor a primera vista. Era una pequeñita bola obesita de pelos güeros con carita negra. Otro bulldog francés, hermosísimo. Era tan sólo un cachorrito, es por eso que tuvimos que esperar a que fuera más grandecito para poder llevarlo a casa. Por fin llegó ese día y fuimos por él, Thor, que bonito mi perrito. Yo tenía un poco de miedo, porque amaba tanto a Bruce que no sabía si iba a poder amar a Thor igual, y me acordé de mi mamá que me platicaba que amaba tanto a mi hermana que le daba miedo no amarme igual cuando yo naciera. La entendí a la perfección y también supe que es posible que el amor, en vez de dividirse se multiplique


Tener un cachorrito en casa, bueno, en depa, es complicado, muerde todo, todo, todo, hace pipí en todos lados y popó también...  Con mucha paciencia y todo el amor, educamos a Thor, a que no hiciera pipí por todos lados, ni popó, a no morder las cosas, y sobre todo a jugar con Bruce. Al principio todo era amor y felicidad, Perrito y Perritito siempre andaban juntos, Thor seguía a Bruce como buen hermano menor, hacía todo lo que Bruce hacía, le brincaba encima, y siempre siempre quería estar junto a él. Era una dicha tener 2 perrijos.



Después de un tiempo, nos mudamos a una casa, justo cuando Thor cumplió 8 meses. Empezaron las peleas por dominación. Jamás pensé que 2 perritos que habían crecido juntos se podían pelear tan feo.
De esto ya había escrito anteriormente, y sigo sin creerlo. Los llevamos a entrenamiento, con un etólogo, tomamos la decisión de esterilizarlos, y perrito y perritito se siguen peleando. 
Hace un par de semanas tomamos la decisión Memo y yo de cambiar de rumbo. Nos iremos a cambiar de trabajo, de aires, de país, de todo. Y no es posible llevarnos a los 2 perritos. Yo lo pensaba en mi mente positiva y sentía que sí se podía, que todo iba a salir bien; pero tomar una decisión de este tipo es más complicado de lo que imaginé al principio. No sabemos dónde vamos a trabajar y lo más importante es que no sabemos dónde vamos a vivir. No podemos llevarnos a los perros a vivir en quién sabe donde en una casa donde no los podamos separar y se sigan peleando horrible. Es más, de entrada no nos llevaremos ni a uno, porque tenemos muchas cosas que hacer para poder tener una casa en la que pueda vivir. 

Lo que hace unos meses evité a toda costa, intentando con mil soluciones, hoy es una realidad inaplazable. Hoy vienen por Thor, unas chicas que vinieron hace 2 días a conocerlo y se enamoraron perdidamente de él (claro, es difícil no hacerlo). Con el corazón hecho trizas escribo esto, porque voy a extrañar a perritito como loca. Sé que estará bien porque son buenas personas, aman a los perros y creo que mi Thor va a ser el rey de la casa. Bruce se irá el domingo temporalmente con nuestra amiga Cori, que lo ama con locura; se lo llevará a una casa grande donde podrá jugar con nada más y nada menos que 3 perras. Así es, mis dos guapos se van con pura reynita. 
Cuando podamos regresar nos llevaremos por fin a Bruce a casa.

Perrito y perritito ya no se pelearán y estarán bien y felices, lo sé.

No sé si mi error fue amarlos tanto, pero no podía amarlos menos. No me voy a arrepentir porque no puedo volver atrás y hacer las cosas diferente, y a pesar de mi tristeza estoy tan feliz de haber tenido a Perrito y Perritito juntos por unos meses que fueron increíbles. 

Bruce te amo, Thor te amo.



 



1 comentario:

gerylico dijo...

Bien felizote que se fue el canijo...
Me sentí como cuando me platicaba mi mamá de mi primer día en el kinder. Ella en la reja llor'yllori y yo bien felizota ni adiós le dije... Jajaja