lunes, noviembre 19, 2012

... ilusión ...

Escribo desde mi nueva casa, en la que apenas llevamos 3 días de arduo trabajo y 2 noches de nuevos sonidos, nuevas luces, y pies adoloridos.
Hemos trabajado muchísimo en esta nueva ilusión, el regresar a nuestros rumbos, cerca de nuestras familias, tener un cuartito para un bebé que quién sabe cuándo llegará, un patio y jardín para perrito y perritito...

Esta casa la encontramos de chiripa, de esas veces que las cosas se acomodan increíblemente bien. Ni siquiera teníamos planeado un cambio tan pronto, lo veníamos platicando, claro, pero no era como pa cambiarse en 2 semanas. A mi realmente lo que más me motivaba a cambiarme era el "pinchemoro" el pobre gato de mi vecino al que venía pincheando desde hacía tiempo porque le dió por meterse en nuestro depa y echarle bronca a mis hijosperros. Qué feo sentía de pinchearlo, pero qué rabia me daba descubrirlo adentro de mi casa (como aquél día que me desperté a las 4 de la mañana porque el pinchemoro se metió por la ventana de la cocina, e iba directito a molestar a mis perros, ay jijodelajijurria).

Total que eso para mi fue un aliciente para empezar a buscar casa. Un día emprendí mi cyberviaje (jajajachistelocal) y encontré unas casas. Hicimos cita para visitarlas el sábado, y ese mismo sábado en la mañana encontramos el anuncio de la casa de ilusión. Así fue, visitamos la casa ese sábado por la tarde, fuimos la última cita, y el miércoles por la noche ya teníamos las llaves!

Empezamos por pintar paredes y pulir pisos con ayuda de mi suegra, pintores y pulidores, mientras nosotros nos dábamos un gustito en la vacación que ya teníamos planeada. Regresando de la vacación tuvimos que terminar de empacar todo, por Dios, qué tortura! Mi esposo casi se arrepiente de mudarnos, que cansancio de empacar, emplayar, encajar, ensobretar y todo lo que empiece con e y termine en ar.

El sábado a las 8 muy puntuales, llegaron los señores de la mudanza, que con una alegre barriga y brazos muy fuertes, acomodaron todo nuestro depa en un camión, to-do.
Gracias al puente, no había tráfico y llegamos a Satelite City (where-the-grass-is-green-and-the-girls-are-pretty) bien rápido. Desencamionamos todo y a empezar a desempacar.

Llevo 3 días desempacando lo que va en la cocina, 3 días y no acabo. Bueno, si he interrumpido un poco mi estancia en la cocina, pero aún así, 3 días en una cocina?! Pero en fin, eso no es lo que más me sorprende. Lo que en realidad me sorprende es la capacidad que tengo por expandirme. Así es, me expando, como la mancha voraz. En la oficina mi lugar era un lugar y ahora abarca como 3 lugares. Pues así, igual en la casa, yo vivía en un depa con mi esposito y no se cómo le hicimos pero la casa ya se ve llena! Nos expandimos! Ay Dios, ni pensar en una mudanza futura, qué miedo; mejor vender todo y comprar todo de nuevo, que te lo lleven a tu casita, lo carguen, lo desempaquen, lo instalen y hasta lo usen.

Ah si, pero ya me acordé, le dije a mi esposito que ya no me iba a quejar, porque es cierto, no tengo de qué quejarme, es una casa hermosa, muy acogedora, iluminada, y por fin, con balcón en la recámara principal, la cual tiene una enorme ventana y le da el sol en el amanecer, ahhh, no podría ser más feliz, es justo lo que siempre quise. (amo los amaneceres, los amo, los amo!)

Y por qué me gusta tanto esta casa? Además del balcón y el sol al amanecer? Ah pues porque me hace sentir en casa (al igual que cuando encontramos el departamento). Pisos de parquet y pisos de granito, baños de azulejos cuadraditos, el estilo de puertas, de closets, todo eso me recuerda a mi casa y la de mi abuela, y me siento en casa, así de simple. Es trampa, yo se, pero hace más fácil el acomodarse en un nuevo hogar, cuando nunca en mi vida de soltera tuve que hacer una mudanza.

Y la meritita verdad es que donde fuere que fuere con mi esposo, perrito y perritito, ahí es donde es el hogar, dulce hogar.



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