- Paso por tí en 20 minutos.
Le dije.
Sugiero que escuchen esto:
Al llegar a su casa lo esperé cual novio recargado en su coche en espera de su amada, al salir lo recibí con el abrazo más fuerte que pude darle.
Después de tantos meses llegó a la capital, y después de tantos intentos fallidos llegó a mi.
- Hasta que por fín te puedo ver!
- Amiga, me voy mañana.
- ¿Qué? Pero si acabas de llegar!
- Justo cuando venías para acá recibí una llamada, ya tienen mi boleto, me voy mañana.
Lo que era en un principio una bienvenida, se convirtió, en lo que dices 4 palabras, en una despedida. No pudimos hacer nada al respecto más que seguir con nuestro plan de ir a tomar el té y contarnos nuestras penas. Si, nuestras penas, las benditas penas que le ponen sabor a la vida y que duelen como cuando te da gastritis, más o menos así duelen, duelen entre la boca del estómago, el corazón y los pulmones, si, ahí donde empieza la pancita, ahí duelen. Bueno, a veces también duelen en los huesos, en los músculos, en la cabeza, en el ego y hasta en el cabello.
Pues empezamos a soltar aquellas penas acompañados de una deliciosa selección de té negro con durazno y un poco de leche y mucho, pero mucho mango. No se si sabía delicioso porque en verdad lo estaba, o porque cuando compartes tus penas con un amigo se vuelve la carga más ligera, tus enigmas se resuelven, y lo mejor, aunque suene gacho, esque te entienden a la perfección porque están pasando por una situación igual de pinche que la tuya.
Me contó sus dolencias, y lo esuché. Lo admiro por como es, lo admiro porque tiene los huevos de decir las cosas de frente, justo como las siente, y porque él es así, como es y nada más. Lo admiro porque es tan brillante como sensible. Lo escuché hasta que quedó pesando como 10 kilos menos, entre el aire que sacó de hablar y el peso que se quitó de encima.
Después vino mi turno, le conté tantas cosas, tantas como me fueron posible en tan poco tiempo, traté de sacar todo el dolor que provocó ser la mala del cuento sin serlo, ese dolor de cuando uno dice cosas que duelen decir, cuando uno trata de lastimar lo menos posible, y no entiende por qué las cosas son así de jodidas, pero que simplemente son así, mientras irónicamente el cielo se burlaba de mi al permanecer nublado todo el día de ayer, sin sol, y pa colmo terminar lloviendo.
Nos desahogamos y nos abrazamos, platicamos anécdotas de ayer y hoy y fuimos muy felices, hasta que llegó el momento (demasiado pronto) de que se fuera a empacar, pues hoy, se va.
No siendo suficiente la agridulce bienvenida-despedida, pasé a despedirme de otro amigo, mi casi hermano postizo, que justo anoche estaba empacando pues se va a vivir a otro lado a empezar una vida nueva, con trabajo nuevo, con esperanza nueva. Empacó sus cosas, su tele, su xbox, sus pesas, sus papeles, un par de chanclas (porque no encontró el otro par), su ropita, unos cuantos dulces y decidió que mejor no se llevaba a su pequeño Spiderman. Metió todo utilizando los rincones de su auto y hasta una lata gigantezca de cerveza, un gran recuerdo.
Lo más extraño fue que al igual que con mi otro amigo, habíamos tenido varios intentos fallidos de vernos, hasta ayer, que sin importarme la hora, pasé a verlo. Lo voy a extrañar, pues aunque no solía salir con él mucho, lo conozco desde hace más de 15 años, me lleva 5, es como si fuera mi hermano grande, le habla de tú a mis papás, y a mi abuela se la vacila; tiene un asqueroso sentido del humor y una risa contagiosa. Tiene el alma tan grande que en su cuerpo no le cabe, creo que es por eso que tiene pompotas jaja. Es muy noble y trabajador, y revienta como el que más; y no es broma, ha perdido más celulares, que yo dientes en toda mi vida.
Hoy también se va.
Justo anoche pensaba en cuánto me duelen las despedidas, y como me van pegando poco a poco... Obviamente el peor año fue cuando mi hermana se fue (con mentiras piadosas pa que no doliera tanto), una de mis mejores amigas se fue, y mi novio de ese entonces se fue.
Haciendo el recuento de los daños, me duelen las despedidas y me duele el fin de semana que pasé, me duele no querer como quisiera y me duele la sinceridad. Me duele el dolor ajeno y me duele la separación. Y hoy, desahogándome de nuevo con Juno, llegué a pensar que estaría mejor con Lopez obrador ja... aunque sólo fuera broma momentánea.
Si, como escribí en otro post, hay veces que ni modo, así es la vida, a veces florida, a veces jodida y quiero aclarar esa mentira coloquial:
Las penas con pan NO son menos! Ni con galletas, ni con conchita (como alguna vez pensé), ni con té, ni con caramel afogatto (bueno, aunque podría ser ésta una excepción a veces), ni con cigarro, ni mucho menos con alcohol.
Después de estas penas que duelen ahí donde ya dije, concluyo que las penas sólo son menos con el abrazo de un ser querido ya sea familiar o amigo, después de una larga charla liberadora.
Que bueno! Después de tanto abrazo, ahora mis penas son menos, aunque ya qué, los voy a extrañar, eso que ni qué.
4 comentarios:
Las penas ni con pan ni con pri ni con lopezobrador.
Las penas con música.
Busca las siguienrtes canciones:
Uns versos y devolve-me de Adriana Calcanhotto.
Un beso, Genara.
geryyy entiendo la frustacion provocada por aquello que parecía en un principio una bienvenida se torne en una despedida, aun que tuviste por lo menos el tiempo para despedirte... en fin..
sabes que aca esta una abrazo y los necesarios.. para alivianar esas penas... te quiero!
y cuando nos vamos a echar un te!?
Te quiero tanto, tanto... no hay palabras para expresar mi amor...
¿Existe una fórmula para dejar de ser tan complicados?... si la hay, no me la des, que mi complejidad le pone pimienta a mi vida... ¿y la sal?... bueno... la sal eres tú.
Tuyo,
Armando.
Hoy amanecí tan nublada como el día, con tanta lluvia como el día pero sacando fuerzas para descocarnos,
Y sí, de acuerdo con la colocación de las penas, justo ahi donde aparte te aprietan y no te dejan mover, como un arnes qe ni te levanta ni te deja caer,
A veces pienso qe cuando uno está feliz busca de nuevo las penas, leí en el nick de goyo hace tiempo: Extraño la comodidad de sentirme triste
Y si, aunqe a veces creo qe se me olvidó la extraña sensación de sentirse feliz
Te quiero
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