martes, diciembre 16, 2008

... cafeína matutina ...

Y así como en varias ocasiones me he tenido que tragar mis palabras, hoy es día de tragárselas de nuevo.
Canción sugerida para esta tragadera, Coffee and Tv.

El café.
Yo siempre decía que no quería tomar café. El único café que me tomaba era el que me preparaba mi abuelo los domingos, con leche y dos de azúcar. En mi casa todos tomaban café y yo leche. Iba al café con mis amigos y pedía un chocomilk frío, malteada, refresco o lo que fuera, menos café...
Nooo y luego pa acabarla, llega a México el Starbucks: "Starbucks, eso que, obvio jamás voy a tomar un café de ahí, están bien caros y blablabla..."

Pues bien, dicen por ahí que más rápido cae un hablador que un cojo...
Así es que hoy, martes 16 de diciembre, me considero una persona con pequeños problemas de adicción a la cafeína; y si es proveniente de Starbucks, mejor!

No hay nada que me ponga de mejor humor que entrar a un Starbucks en un día soleado (y mejor si hace frío), aspirar el aroma, suspirar, caminar hacia la barra y pedir un caramel macciato (y debo decir que hay días en específico que realmente lo necesito hasta con doble caramelo y crema batida) o algún especial de temporada como el de calabaza en octubre y ahora (bendito Dios) el Cherry Mocha navideño. Me encanta que me pregunten mi nombre como 3 veces hasta que lo entienden, y siempre me veo tentada a decir simplemente: Sara. Lo mejor viene cuando doy el primer trago. Siento cómo el café recorre todo mi cuerpo empezando por la boca, la lengua, la garganta, me llena el pecho y se va como torbellino al cerebro y a los pies. Suspiro de nuevo, y con una amplia sonrisa (y en el peor de los casos un panini y hasta un CD) salgo del establecimiento y continúo mi camino.

A qué se debe esta terrible adicción? A qué se debe esta sensación tan acurrucante y placentera?
Lo atribuyo a dos cosas.
Primero que nada obviamente a la cafeína. La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central que actúa después de 5 minutos de su ingestión (yo la verdad siento que actúa al momento exacto del contacto con mi lengua) aumentando la actividad cerebral y reduciendo la vigilia, contrarrestando la fatiga y estimulando la respiración.
Segundo, lo atribuyo a los recuerdos. Así es, el recuerdo de mi abuelo cuando me lo preparaba como ya lo mencioné; el recuerdo de la cocina de mi casa, cuando todas las mañanas y las noches mis papás y mi hermana se tomaban su café (y muchas veces encontraba esa taza de café en el lavabo del baño, aún a la mitad, pues mi hermana ahí decidía dejarla y yo obvio hacía bilis). Y sobre todo el recuerdo de mi hermana y yo juntas, platicando y riendo seguramente de alguna estupidez, y esa época de mi vida en la que bebía uno casi diario con ella, en la mañana o a veces en la tarde-noche.
Me encantan estos recuerdos y me encanta tenerlos cada que entro a una cafetería.

Lo único malo de recordar esto casi diario, es que después de un mes, (y después de mucho dinero) me hago poseedora de unas protuberancias en mis costados a la altura de la cintura, si, unas protuberancias en la piel que hacen que cada día me parezca más al monito de Michelin, esas protuberancias difíciles de ocultar en los jeans, esas malditas a las cuales he decidido nombrar amablemente Starbucks y Punta del cielo.

Gracias cafeína, haces que mis mañanas sean más alegres (aún), gracias por traerme a mi hermana todas las mañanas, gracias por hacerme sentir en casa.

2 comentarios:

Armando dijo...

Oh Gery, sentado en el Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino en Manila me haces sentir en casa... si, el cafe me recuerda tantas cosas... mi primer taste fue en el Hipodromo, cuando era nino y mi mama me dio el ultimo traguito que le quedaba de su capuccino, desde entonces supe que el cafe y yo era lo mio... tristemente el cafe me hincha como sapo, pero... c'est la vie!

Gracias como siempre porque me haces sentir muy cerca de casa con tus relatos.

Besos, desde la Matatag ng Republika, la Republica Fuerte de las Islas Filipinas,

Armando.

Javier Manzanera dijo...

¿Un café que sabe a calabaza? ¡Guácatelas! jaja.