viernes, octubre 21, 2011

... carretera ...














Definitivamente mi gusto por viajar en carretera es algo heredado de mis padres.

Ellos me enseñaron a amar el camino en carretera sin importar qué tan largo fuese. Me enseñaron a disfrutar todos los paisajes, campos, playas, desiertos, rocas.

Me enseñaron a no aburrirme, a sorprenderme de todo lo que viera, a reconocer los olores a zorrillo, a quemado, a campo, a lluvia, a cerdo. Me enseñaron a encontrar animales, flores y ver lo bonito en todo lo bonito.

Me enseñaron a buscar formas en las nubes, y a disfrutar de los "árboles de vacaciones".

Me enseñaron a cantar canciones hasta el cansancio, la canción de las mentiras, la de las conchas y caracoles, la de la boda de la ardilla, la del vino, la de eran tres eran tres eran tres... yo no tenía game boy, ni dvd portátil, ni laptop, ni celular para entretener mi ocio. Cantábamos también canciones de Timbiriche, Onda Vaselina, Luis Miguel, Chamín Correa, Carlos Cuevas y si iba mi mamá sola, siempre se ponía música religiosa.

Me enseñaron a no tener miedo de viajar de noche, ya que en verdad nunca se me iba a aparecer nada, ni un ovni, ni un extraterrestre, ni una señora de blanco (me lo enseñaron, pero aún no aprendo).

Me enseñaron que hay que ir preparados con pastillas, chicles, agua y alguna fruta o sandwich.

Mi mamá disfrutaba manejar en carretera, decía que le hubiera gustado ser piloto. Mi papá viajaba mucho, y recuerdo que tenía unos guantes negros de piel preciosos, de esos que vienen recortados de los dedos, que nunca entendí para que se los ponía, pero me encantaría tenerlos y ponérmelos en la carretera.

Ayer me fui yo solita, por primera vez a cuernavaca. Disfrute cada minuto de mi recorrido, entre el cielo azul, el viento soplando fuerte, mis ventanas abajo, mi ritmo relajado y mis Hanson. Salú por el primero de mis múltiples futuros viajes en carretera.

Ahora, menos que nunca, me puedo quitar de la cabeza recorrer México en carretera, y luego, ir a visitar a mi hermana, al fin que sé, que todo derecho por la 35 llego.

1 comentario:

Armando dijo...

Qué hermoso post, amiga... de lo más precioso que has escrito.

Me hizo remontar cómo yo también pasé todas mis vacaciones de niño en alguna carretera... en viajes larguísimo de hasta 5 días... cuando estaba chico me chocaba rodar en vez de volar... pero ahora valoro cada instante que hicimos en familia al volante... es cuando las historias de familia suceden...

Te amo,

AG