viernes, septiembre 16, 2011

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No quería escribir nada este mes. De haber sido por mi, me hubiera quedado dormida desde el principio, y me hubiera despertado hasta octubre. Pero anoche tuve demasiados recuerdos y me era imposible seguir haciéndome tonta.

Este mes mi mamá cumple 9 meses de que ya no está aquí, 9 meses que son los mismos en los que se termina de formar una vida.

Justo este mes la hacía feliz porque era el mes patrio, el mes en el que ya no hace tanto calor, el último mes del horario de verano y el mes de su cumpleaños.

Las fiestas patrias para ella eran como un big deal. Amaba cantar el himno, ver el grito por la tele, gritar con todas sus fuerzas, escuchar el Huapango de Moncayo (y hacer como que dirigía la orquesta), la comida mexicana y un buen tequila.

Mi mamá de joven era bailarina folklórica, y amaba la música, el baile y los trajes típicos de cada región. Aún recuerdo haberla visto bailar "Colás" o "La bruja" con su hermoso vestido blanco de Veracruz, y en fiestas y reuniones terminar bailando "El jarabe tapatío" o "El son de la negra" a pesar de que le dolieran sus rodillitas. Mi mamá simplemente se veía hermosa en esos trajes, con su maquillaje y todos sus accesorios, los collares, los aretes, las flores y todo el colorido; y sobre todo por la felicidad que le provocaba. Amaba también ver el ballet folklórico de Nieves Paniagua, que afortunadamente hace dos años tuvimos oportunidad de ir por su cumpleaños, con mi papá, mi abuela, Memo y yo.

Mi mamá amaba su país, las ciudades, los pueblos, amaba recorrer el centro y los lugares turísticos, los museos y sobre todo la historia; lo que menos le gustaba eran las playas, pero porque pobrecita, se ponía roja como camarón. Tenía artesanías y ropa de todos lados, jarritos, trapos, vestidos bordados, quexquémetls, rebozos, tortilleros, manteles... todo.

Ver el grito en la tele esta vez, me trajo demasiados recuerdos y al escuchar el Huapango simplemente me quebré. Lloré y lloré hasta que me quedé dormida, lo bueno es que Memo siempre estuvo a mi lado.

Después de esto, me da miedo llegar al 27, creo que es posible que amanezca enferma y tenga que faltar al trabajo justo ese día, o algo así...

Mi mamá ya no dará el grito, y no soplará las velitas de su pastel, pero estoy segura que de cumpleaños, Moncayo tocará para ella solita, su mejor obra, la favorita de Vicky.