lunes, octubre 06, 2014

... que tú, que yo ...

El otro día vi un video que andaba deambulando en las redes sociales, se llamaba "Las peleas ridículas que todas las parejas tienen". Lo vi y me moría de la risa al ver que no importa en qué país estés, qué idioma hables o cómo seas, las peleas de las parejas son las mismas.

¿Y es que por qué peleamos por cosas tan tontas?

Justo un poco antes de ver el video, tal vez un día o un par de días antes, estaba Memo lavando los trastes y lavó un sartén con el cepillo de los vasos. Lo vi y mi sangre por dentro empezó a hervir, y sólo le dije: ¿Por qué lavas el sartén con el cepillo de los vasos? A lo que él respondió que no pasaba nada, que daba igual, que de todos modos iba a enjuagar el cepillo después. Y así empezamos con un "que tú, que yo" por una cosa tan sencilla, hasta que después de calmarnos, y ofrecernos disculpas por pelearnos por algo tan estúpido, me solté a llorar y sólo pude decir "esque si lavas el sartén con el cepillo de los vasos, se va a llenar de grasa" (buuuuaaaaa)... Ésa era mi razón tan poderosa para iniciar una pelea...

Y viéndolo de un punto de vista sencillo, no pasa nada si lava un sartén con el cepillo de los vasos, simplemente se lava el cepillo después y listo... Pero la verdad es que a mi me causa muchísimo conflicto, porque a mi me gusta lavar los trastes de determinada manera, no me gusta que nadie más lave mis trastes, es más, cuando viene la señora que nos ayuda con la limpieza, muchas veces dejo los trastes ya lavados, para que ella no tenga que lavarlos...

No soy freak, simplemente me gusta que los trastes estén bien lavados... Me gusta ordenarlos en el trastero por tamaños, me gusta poner los cubiertos hacia abajo para que al tomarlos de nuevo no los agarren por donde se come, me gusta poner las palas de madera hacia arriba, para que se seque primero la parte más grande, o sea la que toca la comida, y ya no importa si se queda un poco húmedo el palito, me gusta primero enjuagar los restos de comida, lavar los platos, luego los vasos, luego los cubiertos (cosa que me choca lavar), luego jarras, licuadora o cualquier cosa extra y hasta el final los sartenes (a los cuales, les removí previamente la grasa con una servilleta, o tal vez dos, o tres...). Una vez terminando los trastes, lavo el fregadero, lo enjuago muy bien, tiro las boronitas o restos de comida que se quedaron en la coladera, y ahora sí, lavo los biberones con el cepillo especial de los biberones.
Y odio que el cepillo de los vasos se llene de cositas, y odio que la fibra se engrase, y odio que los cubiertos estén donde van las palas y viceversa, y odio que los platos estén en desorden y lo que más odio es que se llene el fregadero hasta el tope con platos mal acomodados, vasos, tablas de cortar, la tapa del microondas, y hasta encima el plato de bruce... Porque por supuesto que el plato de Bruce se debe lavar por separado, con las manos, para que la fibra de los trastes no se ensucie de babas ni croquetas...

Ufff... por eso inicié una pelea al ver el cepillo de los vasos en un sartén grasiento... Yo sé, cada quien tiene sus demonios... y los míos ni siquiera son los trastes, creo que tengo otros peores, pero en fin, tal vez seguiremos discutiendo por los trastes, por las puertas de los gabinetes, closets y cajones abiertos, por las luces encendidas, por mi ropa tirada, por azotar las puertas del coche, por la impuntualidad y todas esas cosas que al final del día le dan sabor a la vida.




No hay comentarios.: