Hoy se cumple el tercer mes, y aún no me cae por completo el veinte.
Esque sigo sin entender ¿cómo es que ya no estás, cómo es que ya no te voy a ver nunca?
¿Cómo puede ser que tú, la mamá, la que me dio la vida, ya no estás?
¿En qué momento te enfermaste y cómo es que pasó todo tan rápido?
¿Por qué te tenías que enfermar tú y no un ladrón, o un secuestrador?
Ya sé que no me tengo que hacer estas preguntas, pero es inevitable.
Y es que no lo entiendo. No lo entiendo.
Y no se si es porque no lo quiera entender, o simplemente cuesta trabajo.
Cuando pienso en ti te recuerdo perfectamente y creo que todo lo que pasó fue un sueño.
Me haces mucha falta, y a veces no se ni qué hacer.
Entre más pasa el tiempo, más te extraño y más me duele. Sin embargo hay ratos que ya puedo estar un poco más feliz, más normal, pero no al 100.
¿Cuánto faltará para que lo logre?
¿Será que nunca volveré a ser como era?
¿Algún día me dejará de doler?
1 comentario:
No creo que deje de doler, amiga... pero lo que sí creo es que eres fuerte y esa fortaleza mantendrá viva la energía de tu mami, porque ella vive en ti.
Te quiero,
A.
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