Han sido unos días un tanto duros, aunque para estas alturas como que ya me estoy acostumbrando.
En el mes de diciembre de 2019, en la ciudad de Wuhan en China, un virus desconocido atacó a los pobladores. En enero se empezaron a reportar casos extraños de neumonías atípicas que no correspondían a SARS ni a MERS y es cuando identifican un nuevo Coronavirus, el COVID19.
Hubo el primer muerto y el primero contagio en otro país (este chingado virus es altamente contagioso).
Antes de que termine el mes, ya había más de 100 muertos en China, contagios en varios países y el mundo se empezaría a cerrar, a apagar. Se empezaron a vigilar y cerrar fronteras, tiendas, oficinas, escuelas, to-do.
A principios del mes de febrero la cifra global de muertes ya era de más de 500. Hubo un brote en un crucero, en pleno crucero, no puedo ni imaginar el miedo y la impotencia de estar ahí encerrado con gente contagiada, se les puso en cuarentena. A mitades de febrero ya más de 1500 muertos... pocos días más tarde, 2000... and so on...
México lo veía muy de lejitos aún, aunque algunos de nosotros ya empezábamos a tomar algunas precauciones, nuestro presidente (el pendejazo de Andrés Manuel López Obrador) decía que no necesitábamos más defensa que unas estampitas religiosas y su "detente", que nos siguiéramos abrazando, que fuéramos a los restaurantes a comer, que no pasaba nada, que no era necesario el cubrebocas, que todos los que no podían aterrizar en Estados Unidos, serían bienvenidos aquí, en México.
Algunos países como Italia, España, Francia, Reino Unido y Rusia pasaron febrero y marzo totalmente encerrados, muy duro, tuvieron un número altísimo de contagios, hasta que llegó Estados Unidos y les dijo quítense que ahí les voy, superando al día de hoy 1 millón de personas contagiadas, siendo la costa este la más afectada, por ejemplo en la ciudad de NY van casi 25,000 muertes. La cuarentena, y el estado de emergencia sigue. La gente no sale de sus casas más que para lo indispensable; por ejemplo ir por comida, farmacia, atención de la salud, etc.
Nosotros decidimos que a partir del 13 de marzo no saldríamos más, aprovechando que había junta de consejo escolar y el lunes siguiente "puente". Las escuelas se cerraron una semana después y poco a poco casi todo se ha ido cerrando. Mucha gente sigue saliendo a trabajar, pues viven al día... Mucha gente no cree en el virus, dicen que son mentiras del gobierno, que están matando nomás a la gente, que le inyectan cosas, que son conspiraciones, hay videos de "lo que nadie te dice del coronavirus", sigue habiendo fiestas, y hasta hace 1 semana hubo bailongo (con sonidero y todo el pedo) en la colonia de atrás de mi casa...
Total que para el día de hoy, 4 de mayo de 2020, la cifra global de muertos supera los 250,000 y más de 3,500,000 de contagios, y ya empiezan a ser de conocidos.
La gente no sale, hace home office, home school, home todo. Ha cambiado la forma de trabajar, de hacer juntas, de tomar terapia, de celebrar los cumpleaños, de hacer una peda, de jugar, de hacer ejercicio, de ir al súper, de limpiar. El encierro por tanto tiempo hace que te sientas bien un día y al día siguiente (o esa misma tarde) mal, triste, deprimido, luego calmado, luego estresado, luego feliz, luego enojado... Los postrecitos y el alcohol (en gel y el combinado con sprite) se han vuelto nuestros aliados. En el mejor de los casos, las familias que antes no se veían tanto por el trabajo y los largos tiempos de traslado casa-oficina-casa ahora se disfrutan más... en el peor de los casos, hay más divorcios y en el ultra peor de los casos la violencia familiar aumenta al tener a tu agresor en casa.
El cumpleaños de mi amada Abril alcanzó a ser en compañía de sus abuelos, a quienes desde ese día no hemos podido abrazar. Alcanzó a festejar en su escuelita con su pastel de Vera y su vestido especial, recibió muchos regalos y afortunadamente la pasó muy feliz.
Anoche mi hijo me preguntó que si cuando salgamos de casa ya va a tener 6 años... él cumple hasta Agosto... y no lo veo poco probable...
Ya pasó mi cumpleaños también, cumplí 38, y entre la cuarentena, el cumpleaños, el extrañar a mi mamá, la nostalgia, el no poder ver a mis amigos y familia y que me bajó, estaba del peor humor dos días antes. Me peleé con Memo por la cosa más absurda, estaba triste y enojada y todo junto a la vez...
Cuando me di cuenta que mi desajuste hormonal era mayormente culpable de mi malestar, todo empezó a mejorar... me despeleé con Memo, jaja. Mi hermana me llamó la noche antes a mi cumpleaños para felicitarme desde el minuto 1. Platicamos por horas y horas, (como últimamente hemos estado hablando de todo y de nada, de chismes y de cosas triviales, de la situación del mundo, que si en su país está muy cabrón, de que si estaremos encerrados hasta quien sabe cuándo, de que si su presidente es otro pendejazo que anda preguntándose si sería efectivo inyectarse cloro, de que si ya lavó los platos o que si los va a dejar por siempre jajaja) hasta que ya no podíamos más de cansancio y nos fuimos a dormir.
Desperté tarde con café y desayuno delicioso en la cama, un caballito escandaloso subió las escaleras corriendo para despertarme y me dijo que me iba a consentir todo el día, vimos pelis en la cama, horneamos un pastel, mis suegros me “invitaron a comer”, mi hermana y su familia me hicieron cinnamon rolls a susanadistancia, no hicimos absolutamente nada, ni me bañé (ni que fuera raro en domingo jaja)... recibí muchas llamadas y mensajes y mi esposo hizo todo por que tuviera un día muy feliz (hasta me hizo un rally de pistas para encontrar mi regalo)!
A pesar de la situación global tan preocupante que estamos viviendo, puedo decir que soy muy afortunada, agradezco que somos precavidos, que nos cuidamos, que no tenemos la necesidad de salir a trabajar todos los días por que si no qué comeríamos, que en esta familia nos amamos mucho, que a pesar de que a veces me cuesta trabajo (y paciencia), puedo seguir con la educación de mis hijos y los veo mejorar día a día, que no nos ha costado (tanto) este encierro, que entre todos nos cuidamos y nos ayudamos... y como agradecemos cada noche, porque tenemos salud, una casa, una cama calientita, comida que comer, y unos papás que nos aman mucho mucho.
