Hoy es 3 de noviembre, los muertitos ya vinieron, olieron, comieron y se fueron...
Me encanta poner altares y ofrendas, ésta es una de las tradiciones que más me gustan. Me gusta el clima, medio frío y medio no, los olores, las velas, los colores, la comida y en mi casa siempre pusimos "la ofrenda". Armábamos una ofrenda de 2 niveles, usábamos la barra de la cantina y una mesa un poco más baja (la de las fotos), las llenábamos de papeles de colores (perfectamente acomodados y equilibrados), flores de cempasúchil (cempaxóchitl o cempōhualxōchitl que significa "veinte flores"), flores de las púrpuras que parecen terciopelo y traen miles de animalitos, velas, fotos, dulces, agua, tequila, cigarros, copal, etc.
Siempre era muy fácil, porque pues obviamente una ofrenda siempre es para los bisabuelos, o los tíos abuelos lejanos, o en el peor de los casos los tíos cercanos y los abuelos cercanos... pero nunca para tu mamá.
Lo pensé, lo pensé y lo pensé...
A pesar de todo lo que no quería, y de todo lo que lloré, hicimos la nuestra en nuestra casita y nos quedó bonita.
Se la dedicamos a mi mamá, a mis abuelos Galo, Bolita y Justo, al abuelo Polo de Memo, a mi tío Marco, y a azul y bee lee gene. Les pusimos papelitos picados (sorprendentemente muy bonitos, porque ultimamente ya sólo se veían papeles picados muy feos, de puro halloween y nada de dia de muertos), agua, simulación de tequila (porque se nos acabó jeje), cacahuates, palanquetas, dulce de leche, sal, chocolates, flores y calaveritas. Les pusimos copal y se nos humeó el depa, jaja. La verdad fui muy coyona y no puse ni una foto, ni unita.
Mi papá se aventó un altarcito muy padre, con fotos y toda la cosa... nos mandó unas fotos que le tomó, y se rifó, se las comparto.
Al final me gustó mucho poner mi altar y mi ofrenda, aunque no deja de dolerme... Qué difícil sigue siendo, nomás no deja de serlo.